Las Aves de corral, formaron parte del paisaje rural argentino y fueron un complemento de la economía desde 1857, cuando se instalaron los primeros colonos que fueron suizos en la Colonia San José (E. Ríos).
Ya hacia 1945, había una importante población de aves basado en un concepto semi industrial, con líneas de pedigree y cruzas con “doble propósito”, ósea las hembras para producción de huevo y los gallos para consumo.
En este momento se alimentaba a las aves a base de mezclas de granos, y el tipo de explotación era a “campo”.
Los pollos que se vendían, eran de 5 meses, y 2,300 kg. Para aquellos que lo solicitaban, las aves se las mataba y desplumaba, pero se vendían “enteras”, ósea sin eviscerar. Los consumos, se estima que estaban en el orden de los 3 kg/habitante/año.
Hacia 1960, llegan al país los padres de los pollos híbridos, o también llamados “pollos parrilleros”. Se los llamó asi porque a partir de este momento, se los comenzó a cocinar a la parrilla. Los pollos previos a este momento, se los cocinaba en guisos, pucheros, etc, dado que a la parrilla su carne era fibrosa y seca.
Con las líneas hibridas (Cobb, Arbor acres, Ross, Shaver, Tompson), llegaron las instalaciones más sofisticadas de galpones donde criarlos.
En cuanto al alimento, demandaban una nutrición más acorde a la capacidad de crecimiento. Por ende, se empezó a hablar de alimento “balanceado”, ósea adaptado a necesidades de nutrición puntuales. El consumo anual por habitante, que era de 4 kg/habitante/año para 1965, ya hacia 1970 pasó a 10 kg. El pollo que hasta ese momento se consumía en fiestas u ocasiones especiales, comenzó a incorporarse a a la mesa familiar con una frecuencia de una vez por semana.
Entre ríos fue líder en la transformación hacia los galpones de producción, y Buenos aires descubría esta industria, tanto en pollos como huevos.
La primera planta de faena de pollos concebida para faenar, desplumar y eviscerar los pollos, fue San Sebastián.
Hacia 1970, el consumo se acercaba a los 12 kg/habitante/año. En este momento, el sector estaba segmentado en su producción, por lo cual era difícil proyectar su oferta, aunque el consumo siempre fue elástico respecto al precio. Es decir, que, a menor precio, mayor consumo, y también a la inversa.
Entre 1976 y 1983, se dio lo se conoce como “integración vertical”, lo que permitía ser competitivo, donde se producía los huevos fértiles, pollitos BB, alimento balanceado y se tercerizaba el cuidado y guarda en los “criadores” integrados hasta la faena, para luego comercializar el producto. Este concepto productivo, llevo a bajar aún más los precios al consumidor, y consolido el hábito de consumo, y lo llevo a niveles de 14 kg/habitante/año.
La tecnología cambiaba a nivel mundial y evolucionaba la genética, tanto en pollo como huevos, consolidándose como las proteínas animales de más bajo precio al público.
Ya en los años 90, Argentina tomó el desafío de incorporar la escala y la reconversión tecnológica, donde sin salida exportadora se dio el cambio, dándose un proceso de concentración que dejó a muchas empresas en el camino. El exceso de oferta, llevó el consumo a niveles de 26 kg/habitante/año.
Hoy se exporta a más de 60 destinos de los 5 continentes. El consumo del mercado interno está en niveles de 46 kg/habitante/año, con demanda y producción en alza año a año.
El crecimiento del pollo es tan veloz que un pollito de 1 día de vida, que pesa 50 gramos a los 40 días de edad pesará aproximadamente 2,5 kg, es decir, 50 veces su peso. Para comparar, es lo mismo decir que un ternero de 50 kg al nacer, en 40 días llegara a pesar 2.500 kg.
La avicultura industrial se basa en cuatro pilares:
- Genética, a través de riguroso plan de selección.
- Alimentación, basado materias primas de buena calidad, balanceadas según necesidades nutricionales tanto de proteínas, aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales, etc.
- Sanidad, basado en bioseguridad, y planes de vacunación que dan inmunidad.
- Manejo, condiciones óptimas de confort a las aves (ambiente, temperatura, espacio, etc). Acompañado por desarrollos tecnológicos y de equipos.
Fruto del constante desarrollo y trabajo en estos cuatro pilares, se consiguió pasar de pollos que en la década del 1960 pesaban 2 kg a los 80 días y consumían 5,800 kg de alimento, en el año 2000 pesen 2,600 kg en 50 días de edad y consumían 5,200 kg de alimento.
A través de esta evolución constante en 35 años aproximadamente, se logró obtener un pollo con 600 gramos más de peso en 30 días menos de crianza y consumiendo 600 gramos menos de alimento por pollo.
En lo referido a la alimentación, la base es una buena calidad de materias primas utilizadas en su elaboración. Los alimentos balanceados se diseñan para obtener resultados productivos excelentes, teniendo básicamente en cuenta los niveles de energía, y lo que se denomina proteína ideal, que se basa en niveles de aminoácidos según la etapa de producción.
La energía básicamente es aportada por los cereales, y las proteínas son aportadas por cereales y derivados proteicos resultantes de la extracción de aceites de oleaginosas (soja, principalmente).
Las fases o etapas de alimentos balanceados a lo largo de la producción de las aves se dividen:
-Pre iniciador, entre 1 y 14 días aprox.
-Iniciador, entre 15 y 28 días aprox.
-Terminador, entre 29 y 42 días aprox.
-Última semana, entre 43 y 49 días aprox.
Los alimentos, previo a su salida de la planta de elaboración, sufre un proceso llamado de peletizado. Este proceso consiste en darle una forma física determinada, donde se obtiene una forma similar a los granos pero con una composición nutricional ajustada a los requerimientos de cada etapa o fase de producción comentada más arriba.